En este otoño del 2009 queremos brindarle nuestro espacio a Lecko Zamora con el que compartimos miradas, palabras y silencios. Mientras, seguimos incorporando nuevos escritos en el apartado "Artículos para la Reflexión".
Extractos de su libro:
ECOS DE LA RESISTENCIA.
PAJLHAYIS KAJIAYAYAJ PAK.
LA LUZ DE NUESTROS ANCESTROS
Audencio Zamora Leckott
Wichí – Wej Woos
Chaco Gualamba, Waj Lumpé.
Argentina
Un pueblo, el Wichí, una historia transmitida por tiempos inmemoriales en la repetida escena de ancianos con jóvenes alrededor del fuego; de madres con sus hijos; de mayores con sus niños y jóvenes en el monte; de esos modos diversos y naturales con que los pueblos transmiten, conservan y recrean su espiritualidad, su identidad. Una familia Wichí que, al decir de una de sus integrantes, la Nhiyat Ottorina Zamora, desciende de quienes heredan la tarea de guardar la memoria, de guardar el fuego, de guardar la resistencia. Claro que para guardarla, ejercerla. Y como la resistencia, dice Otto,
“No solo es el grito,
No solo es una lucha política,
No es solamente la tierra, el alimento, el bienestar,
También está la construcción espiritual.
Porque no hay que olvidar que, además de ser materia, también somos espíritu.
Si uno está al frente de las cosas, tiene que tener un respaldo espiritual,
Sino es como un hueco, un vacío que va gritando.”
Fragmentos del poema América en Octubre:
(Otoño en Europa)
"...Vivía la gente entre flores multicolores
y resolandecientes ríos con vida.
Montes verdes y generosos, aves que colorearon al Arco Iris
volando en libertad.
Montañas imponentes, animales vigorosos y sanos.
Frutas fuente de vitalidad y gracia, no faltaba nada a la gente.
Y.. .
todo está quedando desolado.
La destrucción comenzó el 12 de octubre de 1492.
Vinieron del otro lado del mar.
Salieron de Europa carabelas con hordas de sicarios.
Con caballos y perros, hombres sanguinarios cubiertos de metales
arrasaron y destruyeron la creación de Dios.
Aún perdura la injusticia.
No nos devuelven nuestros territorios usurpados.
Se apropiaron de nuestras vidas y destinos.
Siglos de despotismo e hipocresía.
Pero en lo profundo de nuestro ser yace una gota de luz
que riega las flores del jardín de nuestra esperanza...
Con ella pacientemente alimentamos nuestros días de rebeldía.
Queremos compartir con nuestros fraternos en los días de hoy."